19.2 C
Mercedes
viernes, abril 19, 2024
spot_img
InicioCulturaEl fin de una controversia secular

El fin de una controversia secular

Testimonios de la época y nuevos documentos de su puño y letra descubiertos por investigadores italianos documentan definitivamente que Fiorino Giuseppe Ameghino, nuestro Florentino, nació el 19 de septiembre de 1853 en Italia y llega a Luján recién en 1855.

(Dr. Marcelo J. Toledo*) Luego de su muerte en 1911, lo “ameghiniano” quedó polarizado entre la validez de su teoría sobre el origen del hombre, la polémica sobre su nacionalidad y en la conspiración clerical contra su obra e imagen; problemas, estos últimos, que no existieron ni preocuparon a Ameghino en vida. Sus biógrafos y admiradores subliman hasta lo litúrgico su supuesta autodidaxia, una existencia sacrificada tras un ideal, una vida heroica, germen para algunos de una utópica ciencia proletaria. La supuesta oposición de sectores católicos a sus investigaciones es recurrente y aun hoy escuchamos improvisados y sesgados discursos en su adoptiva Lujan. Recién después de su muerte, se articula un apoyo clerical a iniciativas anti-ameghinistas, mientras que el socialismo va a intentar apropiarse de su figura, vida e imagen al extremo de inventarle ser distribuidor, desde su mítica librería “El Glyptodon”, de “La Vanguardia” diario socialista que aun no existía. El “órgano rojo” va a reimprimir, panfletear y distribuir sus obras, así como la prensa católica también reúne en los diarios afines pruebas contra su valor como hombre de ciencia y contra su argentinidad. Esta guerra mediática dará origen a encendidas discusiones durante más de un siglo.

 

¿Lujanense o Ligur?

En agosto de 1911, se desata en Luján una tensa controversia sobre la nacionalidad de Florentino. Estas escaramuzas pueblerinas las inicia el mensaje de pésame enviado por algunos vecinos a sus hermanos Carlos y Juan tratándolo de “ilustre hijo” de la Villa quienes, poco después, deciden honrar a Ameghino bautizando al nuevo parque de la ciudad con su nombre. El coronel Diego Saborido, comisionado del gobierno provincial en Luján, eleva oficialmente el pedido al ministro French, quien autoriza llamar  “Dr. Florentino Ameghino” al parque en cuestión. Otros vecinos manifestaron que Ameghino no era “hijo de la villa” y por lo tanto los honores propuestos no tenían razón de ser. Para resolver el diferendo, Saborido pide a la iglesia local la partida de nacimiento y bautismo. El párroco no encuentra dicha partida en los registros mientras si estaban las de sus otros cuatro hermanos, incluidos María Luisa (1856) y Antonio Luis (1857) que fallecen párvulos. En 1915, a pedido de la iglesia, se encuentra en Italia un acta de nacimiento del 19 de septiembre de 1853 de un tal Fiorino hijo de Antonio Luis Ameghino y María Armanini, en el pueblo ligur de Tessi. Alfredo Torcelli rubrica largas y novelescas disquisiciones para sostener que se trataba de un hijo fallecido antes de venir a América o en el viaje. En 1916 el diputado provincial socialista Adolfo Dickman propone expropiar la casa “donde nació y vivió el sabio” lo cual reaviva la polémica y desata una nueva investigación, esta ya de carácter oficial y se pide nuevamente el acta a Italia por vía diplomática.

Este primer periodo de tensiones se caracteriza por la tenaz y burlona defensa de la nacionalidad argentina por Torcelli, quien publica en 1916 un extenso fascículo con sus argumentos. Por otro lado, sus opositores a través el diario católico “El Pueblo” defienden la nacionalidad italiana. Ambos bandos no escatiman críticas, ironías, ni descalificaciones. “El Pueblo” acusa al “más enconado liberalismo y a la secta marxista la triste gloria de haber elevado a la condición de ídolo a este desnaturalizador de la ciencia” y querer “levantar una especie de santuario científico” en la casa natal. El “órgano de los frailes” transcribe los reportes de inspección escolar de abril 1869 y mayo de 1877 de la escuela de Mercedes donde el subpreceptor Ameghino se declara a si mismo “italiano”. Si calculamos a partir de la edad autodeclarada en estos informes y en su enrolamiento militar de 1885, el año de nacimiento resulta ser 1853 y no 1854. El mismo Burmeister, director del Museo nos dice que Ameghino había venido desde Genova “de pequeño con sus padres”, comentario que Ameghino nunca objetará. Un acendrado defensor de la nacionalidad argentina de Ameghino, Alfredo Castellanos, mantuvo correspondencia con Juan y Carlos, entre 1916 y 1917. Castellanos dice estar en una “batalla campal” contra los “frailes”, y agrega sin tapujos: “a los frailes no hay que tenerles asco, son bichos que hay que extinguir sin compasión”. Juan parece incomodarle tanta vehemencia pues no le envía los datos familiares que le pide Castellanos y Carlos no le contesta algunas cartas. Los hermanos Ameghino parecen elegir un perfil bajo y quedan en el medio del fuego cruzado entre los bandos en pugna. En 1915 Juan, en una carta a su amigo lujanense Miguel Lucca supone a Fiorino fallecido en Italia pero del cual nunca los padres hicieron mención:

“Cuantas veces cuando residíamos en Buenos Aires con mi buena madre le oí recordar a ella con cariño la vieja casita de nosotros de la calle Las Heras en Luján, porque decía que en ella habíamos nacido todos nosotros”

En 1943, cuando el periodista Valentín de Pedro entrevista a Ascencia Merello Ameghino, viuda de Carlos, y a su hermana Hilaria Merello Salas, confiesan que la polémica les “repugna»:

“Jamás llegamos a sospechar que la nacionalidad de Florentino pudiera ponerse en duda, ni que fuera motivo de polémicas, después de tantos años de oírle decir que había nacido el 18 de septiembre de 1854 en Luján,[…]»nuestra impresión es que Florentino no solo era argentino, sino muy argentino”

El problema de la nacionalidad , disputa a la que con el tiempo se suman simples admiradores esgrimiendo argumentos, emocionales y no pocos sesgados, resurge en el cincuentenario del fallecimiento, en el centenario del nacimiento y luego en 1980 en “La Prensa”, donde Gonzales Arrilli sostiene la nacionalidad argentina, disparando numerosos comentarios de lectores. Este intercambio epistolar es cerrado por el mismo Arrilli con un nuevo artículo a fines del mismo año. Este escrito probablemente fue inducido por las apariciones radiales de Rafel d’Auria, entusiasta y aficionado historiador de temas peninsulares. D’Auria, tras los pasos de Solari, visita a principios de 1980 la Parroquia de San Saturnino a pocos kilómetros del minúsculo caserío de Tessi, publica la primera fotografía de acta de bautismo de Giovanni Battista Fiorino Giuseppe Ameghino y con descendientes de Dina Armanini, visita la casona natal, aun en pie.

 

La casa “natal” de la calle Las Heras

El historiador lujanense Dorrenzoro descubre el acta de venta del solar de Las Heras 466 en la que se asienta que su dueño Nicolás Roldan construye un rancho en 1855 y la vende, en Junio del mismo año, a Juan Antonio Ameghino. Recién en abril de 1857 Antonio Luis, padre de Florentino compra la propiedad a su pariente. Así, la casa actual considerada “cuna del sabio” fue construida posteriormente al supuesto nacimiento de Florentino en 1854. Un antiguo conductor de galera, Andrés Figallo, es entrevistado en 1930 por el diario lujanense “El Progreso”. Figallo había llegado de Génova en 1859 y un año después, llega a Luján en la galera del genovés Francisco Guglielmone, la misma que había traído al matrimonio Ameghino y a su hijo Fiorino en 1855. Figallo relata que los Ameghino son alojados por un tiempo en un rancho en los fondos de la chacra de Guglielmone sita en la intersección de las calles San Martin y Humberto I, área de quintas periféricas al pueblo. Y recuerda que Antonio Luis:

“pronto junto algunos pesos con los cuales compro un terreno en la calle Las Heras, haciendo después la casita que todavía existe […]»          

Como veremos más adelante Florentino confiesa haber llegado a Argentina a los 18 meses, es decir hacia marzo-abril de 1855, entonces el matrimonio Ameghino con su primogénito habría vivido el resto del año 1855 y durante 1856 en los fondos de la propiedad de Guglielmone. Por otro lado está legalmente registrado que Juan Antonio había comprado el terreno y rancho en 3000 pesos y lo vende al padre de Fiorino en la misma suma, ello indica que no existía aún la nueva construcción italianizante de tres arcadas en ladrillo y barro. Fiorino solo vivió en esta casa desde los tres o cuatro años de edad hasta los 15, cuando en 1868 se traslada a Buenos Aires.

 

La prueba final

Recientemente, entre 2016 y 2018, paleontólogos de la universidad de Bolonia (Vanni 2018) encuentran en el archivo epistolar de Giovanni Capellini, quien fuera director del museo de Bolonia, una carta de Ameghino envidada desde Paris a mediados de 1878. Con un italiano plagado de errores, Ameghino lo participa de sus planes de visitar Italia, pero sabe que siendo italiano, no puede trasladarse al Reino de Humberto I sin haber honrado sus obligaciones militares. Explica a Capellini que había nacido en 1853 y emigrado a Argentina con sus padres en 1855 y le solicita que interceda para obtener la excepción al servicio militar. Agrega tal vez irónicamente que de no ser así una vez vuelto a Buenos Aires se vería obligado a satisfacer al pueblo de Mercedes, quien lo consideraba uno de sus “ciudadanos predilectos”, y tomar la ciudadanía argentina:

«Sono nato del 53 nella comuna di Moneglia[…]. Il 55, a l’età di 18 mesi veniva traspotato a Buenos Aires […] Adesso desidererei obtenere dal ministerio della gerra la mia escepzione dal servizio militare,[…].credo che piu utile possa essere alla mia patria nella scienza che nelle armi. […].Finita l’Espozione non mi dimentichero di lasciare un ricordo al Museo geologico di Bologna. […] Fiorentino Ameghino. (Paris, ca. Mayo –Noviembre 1878)

Capellini le contesta en  abril de 1879 lamentando de no haber podido obtener la excepción al servicio militar. Un último intercambio epistolar tiene lugar a principios junio de 1881 donde Ameghino le anuncia su partida a Buenos Aires. Torcelli (1935) recopila y publica todos los borradores de cartas enviadas por Ameghino y es de suponer que Ameghino no conservo, o Torcelli en el peor de los casos ignoró y ocultó, el borrador de la carta de 1878, con el cual el affaire de la nacionalidad Italiana hubiera quedado cerrado. Sin embargo, y teniendo en cuenta la sagacidad y las habilidades hermenéuticas de Torcelli para rescatar entre líneas cualquier atisbo de argentinidad de Florentino, es llamativo que no haya reparado en los comentarios sobre un servicio militar obligatorio que se intentaba exceptuar. Tal vez ya no podía volver sobre sus ironías, ejemplos sesgados, testimonios falsos y florida verborragia desbordante de metáforas ocurrentes. En 1936 publica una segunda edición ampliada de su “Nacionalidad” reafirmando categóricamente su posición y en una adenda que llama “estrambote o epílogo” confiesa: “Soy legitimo hijo de dos genoveses tengo muy metida en la sangre la soberbia de mis actos y mi vida”.

 

Estrambote a querellas mezquinas

Queda definitivamente zanjada esta polémica secular, al margen del valor de la obra ameghiniana: Fiorino Ameghino nació en Tessi el 19 de septiembre de 1853, con registro de bautismo en la parroquia de San Saturnino. Dorrenzoro, ya en 1950 y sin ser escuchado por los lujanenses, nos previene que la casa “natal” no estaba aún construida hacia 1854. Amargamente constatamos que, partidos de este mundo hace tiempo ya, los participes en pugna en pos de la santificación o la denostación del “sabio”, queda solo como mezquino saldo, más una añosa e imperdonable desidia, la progresiva e irrecuperable perdida patrimonial edilicia y la dispersión de fondos documentales. Simplemente tal vez por comodidad administrativa, amor al terruño, igualdad con sus hermanos, y varias otras razones pías, en su madurez, Florentino prefirió ignorar el iuris solis y el iuris sanguinis y se auto-nacionalizó lujanense.

(* Ex-miembro Junta de Estudios Históricos de Luján)

 

NOTICIAS RELACIONADAS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisment -spot_img

MAS LEIDAS

ULTIMOS COMENTARIOS