Este domingo, el emblemático café restaurante de la ciudad abrirá por última vez después de 18 años • Fue anunciado por redes sociales donde sostienen que por cuestiones personales, la pandemia y la situación económica hacen que el domingo próximo sea el último día que abra sus puertas y coloque mesas y sillas en la plaza.
A través de las redes sociales, el titular de El Cabildo, Claudio Brovelli, anunció el cierre del café restaurante de la esquina de 29 y 26, frente a la plaza San Martín.
“Que día cargado de emociones encontradas, un 25 de octubre del 2002 nos mudamos de La Perla al Cabildo, una patriada considerando la época que fue. De esa fecha hasta aquí, fue una constante y hermosa lucha, día a día nos ganamos el cariño de mucha gente. Hoy los tiempos son otros, lamento comunicarles que éste domingo es el último día que El Cabildo estará abierto”, dice la comunicación pública en redes sociales.
“La pandemia, la situación económica y temas personales me han llevado a tomar tan triste decisión de bajar definitivamente las persianas, entre el tiempo pasado en La Perla y en este lugar son casi 25 años de mi vida transcurridos entre cafés y comidas, solo queda decir gracias… Gracias a toda la gente que trabajó en este humilde negocio, gracias a mis parroquianos. Jamás los voy a llamar mis clientes, eran más que eso, era una relación más allá de lo comercial, siempre preguntábamos si alguien no iba un día o estábamos atentos a un estado de salud o a una lamentable pérdida”, agrega Claudio Brovelli.
“No tengo más que palabras de agradecimientos a todo el mundo. Gracias a todos los que pasaron por El Cabildo de una y otra manera. Agradezco a todos los que nos hicieron parte de su vida, les pido perdón al que le fallé… Gracias totales a todos, un honor haber compartido esas mesas de café”, concluye la publicación en el perfil del bar de 29 y 26.
Un espacio emblemático tanto por su ubicación en el centro de la ciudad como por las distintas personas que allí se reunían como políticos, funcionarios, periodistas, amigos, jubilados, turistas, abogados, bancarios y vecinos que ocasionalmente se sentaban en sus mesas, en el interior del local como sobre la esquina de la plaza para esas charlas de café en donde los problemas de la ciudad parecían soluciona
